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Multiverso y Dios creador: dos miradas al origen del universo

El debate sobre el origen del universo tomó fuerza con la teoría del multiverso, una hipótesis científica que propone la existencia de múltiples realidades. Esta idea busca explicar por qué nuestro cosmos parece ajustado de manera precisa para permitir la vida. Frente a ella, la visión de un Dios creador plantea una respuesta trascendente y con propósito. Ambas perspectivas conviven en la frontera entre ciencia y filosofía.

El multiverso como hipótesis científica

La teoría del multiverso surgió en el campo de la cosmología y la mecánica cuántica. Plantea que nuestro universo sería solo una burbuja dentro de un conjunto mayor, con universos paralelos donde podrían existir leyes físicas distintas.

Para algunos investigadores, esta idea da respuesta al llamado “ajuste fino”: el hecho de que las constantes fundamentales de la física parecen calibradas para la vida. Según esta postura, si existen millones de universos, no sería extraño que al menos uno tuviera las condiciones necesarias, y ese sería el nuestro.

El multiverso, sin embargo, carece de evidencia empírica directa. Se trata de un modelo teórico con respaldo matemático, pero aún sin comprobación en observaciones astronómicas.

Dios creador y la explicación metafísica

Frente a la hipótesis del multiverso, la visión de un Dios creador sostiene que el universo tiene origen en un ser trascendente, eterno e inteligente. Esta interpretación considera que el ajuste fino de las leyes de la naturaleza es evidencia de diseño deliberado y no de azar.

Para la filosofía y la teología, Dios es la causa primera, aquello que responde a la pregunta fundamental: ¿por qué existe algo en lugar de nada? Esta postura no se centra en el “cómo” del universo, sino en el “por qué” y en el sentido de la existencia.

Dos formas de mirar la misma pregunta

La discusión entre multiverso y Dios creador refleja el encuentro entre ciencia y metafísica. El primero busca explicar el origen desde un marco naturalista y matemático. El segundo interpreta el universo como parte de un diseño intencional y trascendente.

Ambas miradas ofrecen respuestas distintas a la misma inquietud humana: entender el origen y propósito de la realidad.

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El ADN humano y su conexión con la química del universo

El ADN humano contiene carbono, hidrógeno, oxígeno, nitrógeno y fósforo. Estos elementos no aparecieron en la Tierra, sino en procesos cósmicos como el Big Bang y las supernovas.

El hidrógeno, el elemento más ligero, se originó tras el Big Bang, hace unos 13 mil 800 millones de años, según la NASA.

El carbono, oxígeno y nitrógeno surgieron en el interior de estrellas mediante reacciones nucleares.

El fósforo, fundamental en la estructura del ADN, provino de explosiones estelares que liberaron material hacia el espacio.

Carl Sagan, astrofísico estadounidense, resumió esta conexión al señalar que “estamos hechos de polvo de estrellas”. La frase refleja la base científica de nuestra composición.

Hallazgos de moléculas en meteoritos y el espacio

Investigadores encontraron moléculas vinculadas al ADN en cuerpos celestes. En 2011, un estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences identificó adenina y guanina en meteoritos ricos en carbono.

La Agencia Espacial Europea (ESA) informó que radiotelescopios detectaron glicina, un aminoácido esencial para las proteínas, en nubes de gas interestelar. Estos hallazgos mostraron que los componentes de la vida existieron en el universo antes de llegar a la Tierra.

Según un artículo de Nature Astronomy (2019), los cometas y asteroides transportaron moléculas orgánicas que pudieron enriquecer la química temprana del planeta. Estas pruebas respaldan la hipótesis de una herencia cósmica en la biología terrestre.

Química universal y origen de la vida

El ADN es resultado de la misma química que actúa en estrellas y nebulosas. Sus moléculas comparten principios con reacciones que ocurren en el espacio profundo.

La astrobióloga Pascale Ehrenfreund explicó en un reporte de la NASA que los procesos químicos universales son comunes en ambientes cósmicos, y muchos pudieron favorecer la vida en planetas jóvenes.

Esta relación muestra que la biología humana y la física del cosmos no son ámbitos separados, sino partes de una misma historia compartida por la materia.

Una mirada humana hacia el cielo

El conocimiento de que los átomos de nuestro ADN nacieron en estrellas cambia la forma de vernos. Cada persona guarda dentro una memoria cósmica tangible.

Cuando alguien observa el cielo nocturno, también contempla el origen de su propia esencia. En cada célula habitan fragmentos de un pasado estelar.

Para comprender más este y otros temas científicos y espirituales, lee Dios. La ciencia, las pruebas. El albor de una revolución: El Albor de Una Revolución. Disponible a la venta aquí.

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La muerte térmica del universo: una mirada a su futuro más lejano

La muerte térmica del universo es una de las hipótesis más aceptadas por la comunidad científica para explicar su destino final, basada en la segunda ley de la termodinámica.

¿Qué significa la muerte térmica del universo?

El concepto describe un escenario en el que el universo alcanzará el equilibrio termodinámico, es decir, no habrá diferencias de energía que permitan mantener procesos físicos.

En ese punto, todas las estrellas se apagarán y la materia se dispersará, lo que impedirá que ocurran reacciones nucleares o fenómenos que sostengan la vida.

De acuerdo con la NASA, este destino está ligado a la expansión acelerada del cosmos, confirmada por observaciones de supernovas y del fondo cósmico de microondas.

El papel de la entropía en el futuro cósmico

La segunda ley de la termodinámica establece que la entropía en un sistema cerrado siempre aumenta. El universo, considerado un sistema de este tipo, no escapa a esa regla.

Stephen Hawking explicó en A Brief History of Time que la entropía creciente implica un universo cada vez más desordenado, donde la energía útil para crear estructuras se agotará.

Los científicos señalaron que, con el paso de trillones de años, los agujeros negros también se evaporarán lentamente a través de la radiación de Hawking.

Estimaciones sobre los tiempos cósmicos

Físicos teóricos calcularon que el universo tardará al menos 1010010^{100}10100 años en acercarse a un escenario de muerte térmica, una cifra prácticamente inimaginable.

Investigaciones publicadas en Physical Review D indicaron que la aceleración cósmica continuará expandiendo el espacio a tal grado que galaxias enteras quedarán aisladas.

En ese futuro remoto, la luz de las estrellas ya no llegará a la Tierra ni a ningún punto donde pudiera existir vida inteligente.

 

Una visión humana del fin del cosmos

Aunque se trata de un tema profundamente científico, hablar de la muerte térmica del universo también conecta con preguntas filosóficas sobre el lugar de la humanidad en el cosmos.

Carl Sagan escribió en Cosmos que la inmensidad del tiempo y el espacio debería inspirar humildad y curiosidad, recordando siempre que “somos polvo de estrellas”.

Para divulgadores de la ciencia, reflexionar sobre este destino cósmico no significa un motivo de miedo, sino una invitación a valorar nuestro presente en la Tierra.

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Historia de mis libros | Dios. La ciencia. Las pruebas, de Bolloré y Bonnassies
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Historia de mis libros | Dios. La ciencia. Las pruebas, de Bolloré y Bonnassies

Por: Fernando Mendoza Jaquez

Papá, mañana voy a la Feria del Libro, ¿ya tienes la lista de los libros que quieres que te compre?

Del otro lado estaba Alicia; de este, yo con mi cara de sorprendido. No recuerdo en qué gasté mi tiempo desde la última llamada de mi hija, cuando me dijo que elaborara la lista.

Era sábado. Ocho de la noche.

Logré medio salir del apuro. “Estoy terminándola, dame unos minutos y te la envío”. Acudí a los portales de reseñas, que de ordinario visito. Una ojeada rápida. Uno, sobre el Camino de Santiago. Otro, de Mazzucato, que aun no consigo en papel. ¿Qué es ser un ser humano?, que sigo esperándolo. La autobiografía de Mary Ann Glendon. Silencio, del que ya escribí aquí anteriormente…

Y de pronto apareció. Lo anunciaban como el “gran bestseller que por fin llega a México”. Soy alérgico a los bestsellers, pero el título atrajo mi atención. “Dios. La ciencia. Las pruebas. El albor de una revolución. Los autores no me dijeron nada. Michel-Yves Bolloré y Olivier Bonnassies.

Pero de alguna manera, la voz interior que insistía estaba llamándome. Me resistía. Traté de recordar si en alguna librería de Chihuahua lo había visto. Nada. Me resistía. Tiene un prólogo de un Premio Nobel de Física. Me resistía. El título es atrayente. Me resistía.

Pero caí. Quedó apuntado en la lista, justo por debajo de Silencio, de Endó. Más tarde, Alicia recibió la lista completa. Quedé satisfecho. Sabía que el día siguiente, mientras Alicia recorriera esos stands atestados de historias y saberes recibiría algunas llamadas o mensajes escritos. Así fue.

Y sí. El libro en cuestión llegó a mis manos cuando mi única heredera (mi hijo será el único heredero, por si estaban con el pendiente) nos visitó para Navidad. Yo me embelesé con Silencio, que al texto de Dios… lo dejé como premio de consolación. Quedó relegado en el espacio para los libros próximos a leer. Pero hube que sacarlo antes de allí, porque me aburrí de estar tanto tiempo con la historia.

Cuando le quité el plástico y comencé a discurrir sus páginas muy pronto me di cuenta que era extraordinario. No. Era más.

Es un libro lleno de ciencia, de saberes, de ciencia, de descubrimientos muy recientes, de ciencia, de filosofía, de ciencia, de historia, de ciencia… y de forma transversal, siempre de forma transversal, tratar de mostrar las pruebas que llevan a pensar en un ser creador. Es un libro que parte de la ciencia para demostrar que hay un ser inteligente que crea de la nada todo cuanto hay, desde lo más grande del Universo hasta lo más pequeña cuyo espacio es la ciencia cuática.

No es precisamente un texto de religión. No es catecismo, vaya. Es un libro de ciencia. Pero que muestra las pruebas que nos llevan a pensar en un creador, mejor un Creador.

Parte del estudio del Big Bang, la teoría que demuestra que el Universo está en expansión. Luego, se adentra en el estudio de la muerte térmica del Universo… sí, la ciencia sabe y lo sabe con certeza que el Universo tendrá un final. Y si hay un final es que hubo un comienzo. Sí, el Universo tuvo un inicio, y si hubo un comienzo es que hubo algo que provocó ese inicio… hubo un algo o un alguien o Alguien.

Bolloré y Bonnassies, acompañados de una veintena más de científicos, nos llevan a conocer los más recientes descubrimientos de la astronomía y de la biología. Estos estudios, con numerosas citas de libros y artículos de revistas científicas, llegan a la misma conclusión: no hay manera de creer que todo fue una obra del azar. No es posible pensar que del azar surgió la inmensidad del Universo. No hay forma de creer que la vida y el hombre hayan nacido como por casualidad. No hay manera.

Cuando se explica que de una dimunuta masa de un tamaño más pequeño de un granito de arena haya surgido todo el Universo y cuanto hay en él, pensé inmediatamente en una parábola de Jesús. La del grano de mostaza. La semilla de mostaza -dice Jesús- cuando se siembra es la más pequeña de todas las semillas y cuando crece se convierte en el árbol más grande de la hortaliza. De ese granito -dice la ciencia- surgió todo cuanto existe…

Los autores franceses tratan de explicar estos saberes de una manera sencilla, aunque a veces uno como lector tiene que irse con tiento con algunos temas para no perder el hilo. Se entiende que a veces la ciencia no es fácil de explicar, pero se ha hecho un gran esfuerzo para que el mensaje llegue.

No solo el Big Bang se explica. Hay otros temas científicos que se desarrollan magistralmente. La muerte térmica del Universo. El principio antrópico. Los ajustes del Universo, incluyendo el ajuste fino. El salto vertiginoso de lo inerte a lo vivo.

También hablan de temas controvertidos y polémicos. La teoría de las cuerdas. Los multiversos…

Total. No me equivoqué en poner a Dios… en la lista de los libros que Alicia me compraría en la FIL. Bendita Alicia. Bendita FIL. Bendita obra que llegó a mis manos.

El libro terminó regado por una copa de vino que no sujeté bien. Estaba embelesado por el libro. Quizá también por el vino. Afortunadamente, el contenido sigue intacto. Fina marca de un libro que quedará marcado finamente.

Nos leemos la próxima. ¡Hay vida!

Artículo publicado originalmente en: https://vcnoticias.com/index.php/opinion/3273-historia-de-mis-libros-dios-la-ciencia-las-pruebas-de-bollore-y-bonnassies

Un diálogo vibrante: La Academia Mexicana de Ciencia y Fe analiza el libro que está revolucionando el debate
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Un diálogo vibrante: La Academia Mexicana de Ciencia y Fe analiza el libro que está revolucionando el debate

En un encuentro académico de alto nivel celebrado en la prestigiosa Universidad Pontificia de México (UPM), el libro “Dios. La Ciencia. Las Pruebas”, de Michel-Yves Bolloré y Olivier Bonassies, se colocó en el centro de un apasionante debate que reunió a algunas de las mentes más brillantes del país en los campos de la filosofía, la teología, la ciencia y la historia.

El evento, organizado por la Academia Mexicana sobre el Diálogo Fe-Ciencia, contó con la participación de un panel multidisciplinario de expertos, entre los que destacaron el Dr. John Auping S.J., el Dr. Arturo Mota Rodríguez (UNAM), el Dr. Gerardo Martínez Avilés (astrónomo por el Observatorio de Niza, Francia) y la Dra. María Elizabeth de los Ríos Uriarte (UIA), por mencionar algunos.

El diálogo, moderado por el equipo de Siete24 Comunicaciones, se extendió por más de 90 minutos y se caracterizó por su profundidad y rigor. Los académicos coincidieron en señalar la valiosa contribución de la obra para desmontar la “trampa” del cientificismo ateo, que suele revestir de autoridad científica afirmaciones que son, en el fondo, filosóficas o teológicas, como la negación de Dios a partir de teorías sobre el origen del universo.

Se reflexionó especialmente la propuesta del libro de revisar la teoría del Ajuste Fino del Universo frente a la hipótesis del Multiverso, así como su análisis histórico sobre cómo el poder político ha perseguido ideas científicas que desafían las creencias oficiales, un guiño reflexivo para nuestro tiempo.

El debate también fue constructivo. Algunos académicos señalaron como un desafío evitar caer en la misma dinámica que se critica, especialmente en la segunda parte del libro, subrayando la importancia de mantener un equilibrio entre la argumentación científica y la filosófica.

Este enriquecedor intercambio refuerza el objetivo central de la edición mexicana de “Dios. La Ciencia. Las Pruebas”: fomentar un diálogo universitario contemporáneo, serio y abierto, libre de prejuicios y polarizaciones. El libro continúa su recorrido por las principales universidades del país, con presentaciones en la Anáhuac, UPAEP, Pontificia y próximamente en la Ibero.

¿Te gustaría ser parte de la conversación?

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Sobre el libro:

“Dios. La Ciencia. Las Pruebas” es una obra que aborda desde una perspectiva rigurosa y accesible las grandes preguntas sobre el origen del universo y la vida, invitando a un diálogo fructífero entre la fe y la razón.

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